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martes, 28 de enero de 2014

Persecución: textos de Felix Grande. Voz y música de Juan Peña El Lebrijano

Félix Grande, además de estudioso y divulgador internacional del flamenco, es uno de los poetas grandes del siglo XX y de comienzos del XXI.
Juan Peña, el Lebrijano, ha cultivado todas las formas del cante y ha emprendido una investigación sobre las relaciones de la música gitana y flamenca con las raíces comunes de la Andalucía histórica y profunda: la música andalusí, morisca. Ha colaborado con Gabriel García Márquez, quien ha dicho de él: "Cuando Lebrijano canta, se moja el agua".
El espectáculo Persecución combina y alterna el cante, la narración, el documental. La edición de los vídeos que siguen es una producción posterior de Jeshua.

Culminación del proyecto "Descubriendo que somos gitanos"

Después de escuchar los vídeos y leer los textos, haz un comentario a esta entrada explicando lo que ha supuesto para el pueblo gitano y los demás pueblos de España la democracia y la defensa de los derechos humanos, incluido el derecho a la diversidad cultural.
¿Qué ha cambiado y qué debe cambiar todavía?




1. Libres como el aire (Caravana)

 
2. Sangre, sangre (Bulerías)
3. No le temblaron las manos (Midley)

 
4. Mi condena (Galeras)
5. Manuel Rodríguez, ay canalla (Midley)

 
6. En el siglo dieciocho (Toná)
7. Siguiriya Coral
8. Me vienen siguiendo (Siguiriya)
9. Libres como el aire (Caravana).



LOS RETOS DE UNA RECONSTRUCCIÓN HISTÓRICA

"En el otoño de 1996, el Parlamento de Andalucía decidió declarar como Día de los Gitanos Andaluces el 22 de noviembre de cada año, atendiendo a que el 22 de noviembre de 1462 es la más antigua fecha documentada sobre la presencia de gitanos en estas tierras meridionales. La importancia de la efemérides se subrayaba en la declaración institucional aprobada entonces por los parlamentarios andaluces: Desde la llegada de los primeros gitanos a España y en particular a Andalucía, datada históricamente el día 22 de noviembre de 1462, el acervo cultural de este pueblo ha ido acrecentando y enriqueciendo el patrimonio de todos los andaluces, de tal manera que, en determinados campos artísticos, no resulta posible diferenciar lo gitano de lo andaluz.

La objetividad del historiador 
La prosa caliente de Federico García Lorca ya había expresado años atrás esa realidad, al comentar en una conferencia impartida en la madrileña Residencia de Estudiantes una de sus obras poéticas más universalmente conocidas: El libro en conjunto, aunque se llama Romancero Gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elevado, lo más profundo, más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza y universal. He aquí, escribió un moderno pensador español, el doctor Gregorio Marañón, una de las misiones trascendentales del poeta. El poeta nos refiere la historia sin la muerta objetividad del historiador. Particularmente, me resisto a calificar de muerta la objetividad del relato histórico, objetividad que traduce de manera precisa una siempre afanosa búsqueda de la verdad [...]"

1999: UN AÑO PARA LA REPARACIÓN HISTÓRICA

"El pasado 4 de marzo se cumplieron los cinco siglos de la primera disposición que cimentaría el profuso corpus legal con el que el reino de Castilla intentaría la reducción social del grupo. A ejemplo suyo, los demás territorios integrados en el mosaico español no tardarían a partir de aquella fecha en aprobar medidas crecientemente rigurosas que permitieron el acosamiento de los gitanos. En la operación no dejaría de participar la Iglesia a través de las constituciones sinodales que promovían el integrismo religioso y la desaparición de cualquier tipo de otredad cultural. La criminalización de todos sus signos distintivos de identidad, muy destacadamente entre ellos su propio idioma, formaría parte de unas detalladas medidas de control que incidieron duramente en el desarrollo individual y comunitario de los gitanos. Para asegurar el éxito de aquella política el Antiguo Régimen contó con la destinación al forzado trabajo del remo en las galeras, condena dispuesta en muchas ocasiones de forma indiscriminada y no como respuesta punitiva a una previa conducta delictiva particular. En este sentido, los archivos conservan una variada documentación sobre las redadas que periódicamente se disponían para surtir de galeotes a la flota dedicada a la vigilancia y defensa de las fronteras marítimas del reino. Tales son los parámetros en los que puede enmarcarse la situación política y legal de los gitanos durante dos siglos y medio, hasta los terribles acontecimientos de 1749, fecha que divide su historia española en dos mitades cronológicamente iguales desde la pragmática de los Reyes Católicos. Aunque la abolición de la pena de galeras en 1748 intervino directamente en aquellos acontecimientos, tuvieron su específico detonante en dos circunstancias concretas: la culminación de una operación reasentadora que a partir de 1717 había logrado la fijación domiciliaria de gran número de familias gitanas en unas localidades habilitadas para ello, y la delegación que la Santa Sede hizo a los obispos para que autorizaran directamente el envío a las iglesias de los presidios de los refugiados que pretendían beneficiarse de la inmunidad eclesiástica local [...]

Antonio Gómez Alfaro, Escritos sobre gitanos, Asociación de Enseñantes con Gitanos, 1999.

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